domingo, 13 de marzo de 2011

FUNDAMENTOS DE LA HOMEOPATIA

"Todas las partes del cuerpo y sus
funciones forman un solo circuito; por
eso cualquiera de las partes es, al propio
tiempo, principio y fin."
Hipócrates


La homeopatía hahnemanniana, conocida como unicista, está fundada sobre cuatro sólidos pilares que le son tanto exclusivos como originales.
1- La curación por el semejante - Similia Similibus Curentur
Este antiguo principio hipocrático, del cual Hahnemann supo hacer una realidad práctica y perdurable, fue la piedra fundamental de la homeopatía.
Su acción terapéutica consiste en superar la enfermedad natural mediante la sustancia que, experimentalmente, haya demostrado ser capaz de producir en la persona sana (experimentador) síntomas semejantes a los padecidos por la persona enferma. Esta medicación es conocida en homeopatía como remedio simillimum.
2. La experimentación en el hombre sano
Se trata de un requisito insustituible, que pudo ser llevado a la práctica gracias a la técnica de preparación del remedio homeopático por medio de sucesivas diluciones, que son a la vez dinamizadas y, en consecuencia, carentes de efectos tóxicos. La riqueza de información sobre muy diversas sustancias de origen vegetal, mineral o animal que ha aportado la experimentación en humanos es, gracias a estas originales diluciones invalorable. A partir de la quina, Hahnemann, como experimentador de su propia técnica, logra su trascendental descubrimiento del remedio homeopático.
3. La dosis infinitesimal
La dinamización homeopática, sobre la base de diluciones progresivas combinadas con agitación o sucusión, habitualmente efectuada en la escala centesimal, ha sido la condición requerida para poner en evidencia la sintomatología potencial de las sustancias más diversas con resultados de características insospechadas, según se desprende de su poder curativo. Entre los minerales tenemos cloruro de sodio (natrum muriaticum), fósforo (phosphorus), azufre (sulphur), carbonato de calcio (calcarea carbonica), sílice (silicea) y muchos otros. Entre los de origen vegetal se encuentran lycopodium clavatum, pulsatilla, thuja, y de origen animal principalmente lachesis, apis y sepia. Tengamos presente que muchos remedios homeopáticos en estado de materia no tienen efecto medicamentoso alguno y varios, incluso, son condimento habitual de la comida como cloruro de sodio (natrum muriaticum), la sal de mesa común.
4. El remedio único
La homeopatía nació unicista a partir de la observación experimental con la quina, y toda la investigación homeopática efectuada desde entonces ha sido realizada sobre la base de experimentadores voluntarios, a partir de la técnica de dinamización de una sustancia única, es decir de diluciones y sucusiones progresivas de la misma. De esta manera se busca poner en evidencia lo más característico en cuanto a síntomas potenciales de cada sustancia, a fin de poder encontrar su semejanza o equivalencia con los síntomas más personales de cada enfermo, es decir diagnosticar el remedio simillimum correspondiente, según la Ley de la Semejanza. Lamentablemente, con criterios ajenos a la doctrina hahnemanniana, algunos pretenden simplificar y aún superar los principios unicistas mediante diferentes mezclas -"botellitas"- de remedios dinamizados, obteniendo, así, efectos sintomáticos superficiales, difícilmente a nivel integral y a riesgo de perder la imagen representativa exclusiva que ofrecen los síntomas en su conjunto, la cual es indispensable para el diagnóstico del remedio único. Son las variaciones graduales de esta imagen en el curso del tratamiento unicista, las que determinan su supremacía diagnóstica, a los fines de la curación, sobre cualquier mezcla de remedios, ya sea homeopáticos o alopáticos, dado que estas mezclas no tienen la especificidad y profundidad de acción del remedio simillimum.

sábado, 5 de marzo de 2011

El REMEDIO HOMEOPÁTICO, MISTERIO y REALIDAD

El remedio homeopático, doscientos años después de su descubrimiento por Samuel Hahnemann, es, aún hoy, un misterio urticante para muchos científicos, ya sean físicos, químicos, ingenieros o médicos pues, por ser ajeno a sus códigos, les resulta incomprensible y, en consecuencia, incurren en el serio error de desconocer y negar una terapéutica, irremplazable para muchos enfermos, simplemente porque no comulga con sus "cánones científicos". En consecuencia, no pueden admitir el hecho de que el agua, a partir de un proceso de diluciones sucesivas, efectuadas en la escala decimal o centesimal, sobre la base de una sustancia determinada y complementada con  la dinamización correspondiente a cada dilución, se pueda transformar en un remedio con indicaciones terapéuticas definidas y exclusivas.
A pesar de tantos detractores, la homeopatía es, para el ser humano, una sólida realidad como medicina integral y básicamente diferente, de fácil demostración clínica, que cuenta con el aval de dos siglos de existencia y  ser cada día más universal y reconocida.  En referencia a su bibliografía, los libros de Samuel Hahnemann y sus discípulos no son actualmente curiosidades históricas como ocurre con los textos de las disciplinas científicas contemporáneas, sino que, por el contrario, permanecen plenamente vigentes y, en consecuencia, resultan indispensables para la enseñanza y la práctica de esta medicina, cuyos conceptos clínicos y terapéuticos, paradojalmente, están a la vanguardia como tratamiento curativo de muy conocidos  problemas crónicos, para los que la medicina oficial solo cuenta con recursos paliativos. Difícil es hallar en la historia de los descubrimientos un ejemplo de las características y trascendencia que ha logrado la homeopatía, a pesar de errores conceptuales que la medicina oficial le opone en nombre de la ciencia, prescindiendo de su correspondiente evaluación clínica, que es ineludible y fundamental , como  le corresponde, en medicina, a todo hecho que sea observable y repetible.
Es de suponer que quien logre descifrar el misterio que encierra el remedio homeopático, un verdadero enigma y desafio para los científicos, será un seguro candidato al premio Nobel.