INFANCIA Y HOMEOPATÍA

La infancia es una etapa de la vida durante la cual es de fundamental importancia, que los problemas médicos sean resueltos sobre la base de un criterio holístico o integral en cuanto al origen y diagnóstico de sus diversas manifestaciones físicas y anímicas, a fin de posibilitar su curación profunda, es decir la armonía vital. Es de inapreciable valor para el presente y futuro lograr y mantener un estado de equilibrio en la infancia, pues será un pilar indispensable en la estructuración de una sólida adolescencia que pueda ser transitada en plenitud. Los diversos síntomas expresados u observados constituyen el lenguaje con que el pequeño enfermo reclama nuestra atención sobre su estado de desarmonía vital, que es su verdadera enfermedad, la cual exige ser comprendida en contexto. La terapéutica homeopática es integral porque su herramienta fundamental es un remedio que se determina individualmente sobre la base de los diversos síntomas físicos y anímicos que caracterizan a cada enfermo en su momento de enfermedad. Ningún síntoma aislado es concluyente por sí mismo, pero en el conjunto, muchos de ellos son de irremplazable valor diagnóstico para definir el remedio homeopático. Por lo tanto, los síntomas deben ser respetados, es decir, ni suprimidos ni modificados por otras medicaciones, sino, por el contrario, valorados en razón de su importancia diagnóstica tanto clínica como homeopática. Este hecho, desde ya fundamental, lo es tanto más en el caso de los niños, pues evitar desde la infancia las secuelas de las supresiones reiteradas de fiebres, catarros, diarreas, eccemas  y otros estados agudos, es el punto de partida para una medicina integral y preventiva. Es comprensible que no resulte fácil aceptar que un remedio homeopático pueda abarcar, por sí mismo, el amplio espectro de síntomas físicos y mentales del enfermo, pero quienes se han tratado homeopáticamente, o quienes han observado evolucionar a los enfermos así tratados, son testigos de esta realidad y pueden dar testimonio de ella. 
PROBLEMAS RESPIRATORIOS. A diario nos encontramos en la consulta con niños que padecen estados catarrales crónicos o sus agudizaciones –rinitis, adenoiditis, amigdalitis, sinusitis, otitis, laringitis, bronquitis, asma bronquial. El remedio homeopático, siempre que contemos con la colaboración de los padres, permitirá alcanzar significativas mejorías, prácticamente la curación, como consecuencia de las razones hasta aquí expuestas. La importancia del tratamiento homeopático puede ejemplificarse aquí considerando el caso de los enfermos asmáticos o broncoespasmódicos en general, pues son muchos los niños que, por razones genéticas, o sea familiares, padecen o están predispuestos a padecer esta enfermedad, el más frecuente motivo de consulta. Se suele decir erróneamente que el asma es un problema alérgico o nervioso. Si realmente fuera así, la solución debería estar en manos de los respectivos especialistas, pero la experiencia cotidiana nos indica que estos tratamientos no ofrecen resultados a nivel curativo. Cabe destacar aquí el particular cuidado que se debe tener con el uso prolongado de la cortisona, en razón de sus efectos secundarios o iatrogénicos en el tiempo. La disposición asmática tiene un índice muy elevado de antecedentes familiares, lo cual no es algo nuevo, recien incorporado, y mucho menos aprendido en el entorno familiar, como sugieren algunos psicoterapeutas que parecen olvidar la existencia de los genes. Afortunadamente, el hecho de contar con estos antecedentes no constituye un impedimento para la curación homeopática, no obstante estar presentes en la inmensa mayoría de nuestros pacientes respiratorios. También son significativos los antecedentes genéticos en hipertensos, enfermos coronarios, jaquecas, reumatismos, eccemas, trastornos nerviosos muy diversos y muchos otros habituales motivos de consulta.