La Academia de Medicina de París había solicitado en 1835 al ministro Guizot que le prohibiera a Hahnemann el ejercicio de su profesión. La respuesta del ministro fue un entrañable ejemplo de altura y honestidad científica.
“Hahnemann –dijo– es un sabio de gran mérito.
La ciencia debe ser para todos. Si la homeopatía es una quimera o un sistema sin valor propio, caerá por sí sola. Si por el contrario es un progreso, se divulgará a pesar de todas nuestras medidas para evitarlo, y la Academia debe favorecerlo antes que nadie, pues tiene la misión de hacer avanzar la ciencia y alentar los descubrimientos.”
El maestro de maestros don Gregorio Marañón decía en 1933 en el Congreso de Homeopatía realizado en Madrid:
“Una parte muy grande de la clientela homeopática está formada por pacientes intoxicados de la medicina clásica que buscan en la simplicidad de los gránulos y tenues diluciones descanso para su organismo...Por desgracia la ciencia médica, aún muy pedante y muy pagada de la importancia de sus rápidos progresos, está dominada por el ansia irrefrenable de novedad y una paralela falta de crítica propia, genuina. Y esta crítica tiene que ser ejercida por las sectas colaterales y, entre ellas, por la de mayor categoría gracias a su indudable trasfondo científico, a saber, por la homeopatía.”
El profesor Florencio Escardó, en un artículo aparecido en el diario “La Nación”, el 29/3/1989, respecto a la homeopatía decía: No me cansaré de repetir que hay una sola medicina, la que cura, cualquiera sea la subestructura teórica sobre la que se apoya ....
Está apoyada (la homeopatía) en una filosofía seria y coherente, pero su sola mención basta para despertar olas de resistencia del todo irracionales en la gran mayoría de los profesionales de la medicina que, sin excepción alguna, la niegan sin haberla ensayado con método, rigor y seriedad.
El profesor Augusto Bier, en 1925 titular de clínica quirúrgica de la Facultad de Medicina de Berlín, en una famosa conferencia, dijo con respecto a la homeopatía:
“Entonces me di perfecta cuenta de que si hubiera principiado estos estudios treinta años antes, me habría ahorrado muchísimos errores y vacilaciones; nosotros podemos aprender mucho de ella y ha cesado de ser atinado ignorarla o tratarla con desprecio.
Salvador de Madariaga, eminente pensador, decía apuntando al trasfondo del problema homeopático, en “La Nación” del 7-7-74.
“El prejuicio científico explica que la medicina al uso viva, casi siempre y salvo honrosas excepciones, de espaldas a las terapéuticas sintéticas. Y eso que no faltan indicaciones y aún gestos de la naturaleza "
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