domingo, 25 de abril de 2010

HOMEOPATÍA Y CURSO DE POSGRADO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA

Quiero felicitar a los estudiantes de la UNC que han tenido la inquietud de querer conocer y aprender la verdad sobre la homeopatía, como así también a las autoridades universitarias que, tratando de superar el viejo tabú, están esforzándose por hacerles posible el acceso a la misma, pasando por encima de la conocida cháchara de críticas que, fielmente copiadas y repetidas, podemos encontrar en diarios y revistas a lo largo de los últimos 40 años.
Es ya un clásico que quienes intentan criticarla y, a la vez, encubrir su desconocimiento al respecto, comiencen diciendo que la homeopatía no es científica. Cabe entonces preguntarles qué entienden por ciencia en medicina, para así poder saber de qué están hablando. El ser humano es la antítesis de la matemática y, en consecuencia, la realidad para el médico en la práctica diaria es saber recurrir tanto a lo inductivo como a lo deductivo, frente a la imperiosa necesidad de curar o mejorar al enfermo, que es su auténtica misión con prescindencia de todo rótulo. La historia es testigo de lamentables errores cometidos y hasta de hogueras encendidas en nombre de la ciencia. Es oportuno destacar, con motivo de esta controversia, que en este año 2010 se cumple también el Bicentenario para la biblia de la homeopatía, El Órganon del Arte de Curar, su principal libro de texto, escrito por el genial investigador Samuel Hahnemann. No conozco ninguna disciplina académica, cuyo original y aún hoy principal libro de texto se encuentra en plena vigencia en la celebración de su bicentenario y, más aún, que represente, una realidad médica cada día más difundida y respetada en el mundo. Estos antecedentes magnifican el descubrimiento de Hahnemann, el primer investigador empírico, cuyo descubrimiento permanece vigente e invulnerable ante la infinidad de ataques sufridos a través de los años, y que hoy compite con los más modernos avances terapéuticos de muchas especialidades clínicas.

viernes, 23 de abril de 2010

TABÚ EN MEDICINA

La Nación - Carta de Lectores (1-3-02). Sr.Director:
He leído con preocupación dos artículos sobre alergia y asma (el 4 y el 12 de Febrero, en la sección Ciencia /Salud). El primero afirma que el asma puede curarse mediante una determinada técnica de desensibilación, el segundo pone esto en duda y señala los riesgos que implica dicha técnica, a la vez que describe los lineamientos actuales en el tratamiento sintomático del asma, tratamiento presentado por los autores como única posibilidad terapéutica válida para esta enfermedad.
Si bien estoy totalmente de acuerdo con ellos en cuanto a las dudas que les suscita la técnica de desensibilización y los riesgos que advierten en su aplicación, estoy en total desacuerdo con su aseveración de que el único tratamiento posible para el asmático es el sintomático.
Como médico y homeópata puedo asegurar que actualmente el principal motivo de consulta a los verdaderos homeópatas, que lamentablemente no son la mayoría, se refiere a las alergias en general y al asma en particular. Aunque no sean necesariamente neumunólógos o alergistas, estos médicos, con criterios terapéuticos y remedios muy distintos de los convencionales, obtienen excelentes resultados en un porcentaje elevado de enfermos. El conocimiento médico en general se nutre en nuestra facultad, que es la madre científica, la que enseña y señala lo bueno y lo malo, pero que, misteriosamente, a veces calla, como en el caso de la homeopatía. Como consecuencia de esta actitud, en el ámbito universitario la palabra homeopatía es peor que una mala palabra, pues es tabú. El resultado de esta incongruencia nada científica resulta para los enfermos motivo de desorientación y perjuicio, además de dar lugar a situaciones absurdas como, por ejemplo, que las farmacias pueden llamarse homeopáticas, pero que el médico que hace la receta no puede titularse homeópata. En conclusión: Considero que toda disciplina médica con historia merece ser respetada, conocida y evaluada seriamente, pues es parte de la medicina y de la cultura médica. En medicina nada es el cien por cien y el tiempo es el mejor juez y testigo. La homeopatía es antigua por su origen, pero muy moderna en su concepción del enfermo y su tratamiento, todo ello gracias a la inspiración genial de Samuel Hahnemann.
El conocimiento médico no es patrimonio de nadie, terminemos con tabúes y silencios estériles, dado que está de por medio la vida y el bienestar de muchos seres humanos. Finalmente, tengamos siempre muy presentes las sabias palabras de Blas Pascal: "Para defender o combatir una doctrina, primero es necesario conocerla".