martes, 19 de agosto de 2014

INFANCIA Y HOMEOPATÍA

   

La infancia es la etapa de la vida más propicia para que los problemas médicos sean enfocados como manifestaciones de la unidad indivisible mente-cuerpo que es el ser humano. Para ello es necesario  evaluar en forma conjunta las distintas manifestaciones físicas y anímicas que caracterizan a cada persona. La aplicación de este criterio médico se hace realidad gracias a las características dinámicas e integrales del remedio homeopático, primordial como estructura basal de una niñez sana que, a su vez, abre el camino hacia una adolescencia madura y plena. Es de particular importancia comprender que todo síntoma es un llamado de atención que debe ser interpretado en función de esa unidad vital, pues es una manifestación de enfermedad en potencia. Pero ningún síntoma aislado es concluyente por sí mismo, pues en su conjunto todos contribuyen al diagnóstico del remedio correspondiente. Los diversos síntomas constituyen el lenguaje con el cual el pequeño enfermo reclama nuestra atención sobre su estado de desarmonía vital o enfermedad. Decimos que la terapéutica homeopática es integral porque su herramienta es un remedio con el que se diagnóstica y trata al enfermo sobre la base de sus síntomas personales más característicos en tanto que la medicina ortodoxa efectúa el diagnóstico y tratamiento en base al remedio de la enfermedad. Por lo tanto, los síntomas deben ser respetados, es decir, ni suprimidos ni modificados por otras medicaciones, sino, por el contrario, valorados en razón de su singular importancia para el diagnóstico del remedio homeopático. Este hecho es esencial, en particular en el caso de los niños, pues evitar desde la infancia las secuelas de las supresiones reiteradas de fiebres, catarros, bronquitis, diarreas, eccemas y otros estados agudos, es el punto de partida hacia una medicina tanto integral como preventiva. Es comprensible que resulte difícil aceptar que un remedio homeopático pueda abarcar el conjunto de síntomas físicos y mentales del paciente, pero quienes se han tratado homeopáticamente, o quienes han observado evolucionar a los enfermos así tratados, son  testigos de esta realidad cotidiana.
PROBLEMAS RESPIRATORIOS. A diario nos encontramos en la consulta con niños que padecen estados catarrales crónicos o sus agudizaciones, como son las rinitis, adenoiditis, amigdalitis, sinusitis, otitis, laringitis, bronquitis o asma bronquial. El remedio homeopático permitirá alcanzar mejorías definidas, prácticamente la curación, como consecuencia de las razones hasta aquí expuestas. Dada la importancia de la observación de los síntomas con sus características, es indispensable contar con la comprensión y colaboración activa de los padres. Podemos ejemplificar la importancia de este tratamiento considerando el caso de los enfermos asmáticos o bronco espasmódicos en general, pues son muchos los niños que, por razones genéticas, o sea familiares, padecen o están predispuestos a padecer esta enfermedad que es uno de los motivos de consulta más frecuentes. Se suele decir, erróneamente, que el asma es un problema alérgico o nervioso. Si realmente fuera así, la solución debería estar en manos de los respectivos especialistas, pero la experiencia  nos muestra que estos tratamientos  ofrecen un resultado limitado, ya sea a nivel preventivo o sintomático, pero no curativo. Cabe señalar aquí, el particular cuidado que se debe tener con el uso prolongado de la cortisona, en razón de sus efectos secundarios o iatrogénicos en el tiempo. La predisposición asmática, sea cual fuere su desencadenante -alérgico, climático o emocional- se asocia con un alto índice de antecedentes familiares. Esto, contrariamente a lo que sugieren algunos psicoterapeutas, no fue aprendido de la madre o padre enfermo, sino que forma parte de su herencia genética. Afortunadamente, el hecho de tener antecedentes hereditarios, incluso en ambas familias,  no constituye un obstáculo para la curación homeopática, como puede ocurrir con otras enfermedades hereditarias. Por otra parte, también son habituales  los antecedentes genéticos en enfermos hipertensos, coronarios, jaquecosos, reumáticos, eccematosos, en trastornos psicológicos y psiquiátricos muy  diversos y en muchos otros motivos de  consulta.   En conclusión, aprendamos a saber respetar el síntoma y a integrarlo en la unidad mente-cuerpo que corresponde a cada  enfermo, para lo cual hay que evitar el facilismo de administrar rutinariamente diferentes remedios síntomáticos.