domingo, 21 de diciembre de 2014


ÁRNICA MONTANA

Antiguamente, algunos médicos, aquellos menos ortodoxos, solían recetar árnica en forma de tintura diluida para aplicación externa frente a un traumatismo asociado con edema y hematoma. Y la indicaban como confiando un secreto profesional, no científico, a los amigos o pacientes de confianza.  Desde luego, el árnica  no estaba y aún actualmente no está incluida entre los recursos “científicos” de la medicina oficial y, en consecuencia,  su mención sigue siendo un tabú para las cátedras de farmacología.

Afortunadamente, cuando las verdades superan a los prejuicios, el tiempo, que es un juez inexorable, se encarga de rescatarlas, es decir, de ponerlas "sobre el tapete".  Árnica es, sin duda, uno de los remedios más antiguos, más conocidos y más recetados de la farmacopea homeopática. 

Sorprendentemente, en los últimos años, el árnica ha sido redescubierta nada menos que por los cirujanos plásticos, quienes comenzaron a observar con mucha sorpresa que al efectuar la primera curación pos-operatoria de muchos de sus pacientes no encontraban el habitual hematoma y la inflamación propios de esta cirugía, y los enfermos, con cierto pudor, les confesaban que su médico homeópata les había aconsejado que tomaran árnica.

A los que tenemos la suerte de “creer” en el árnica, en base a nuestra experiencia personal y profesional, nos resulta lamentable e incomprensible el desconocimiento oficial sobre la misma, hecho que lleva a que su existencia e indicación sean desconocidas en una guardia hospitalaria, donde su administración debería ser lo que sigue a la aplicación de oxígeno o a la cirugía, si fuera el caso, sin necesidad de competir con los corticoides. Que no haya árnica en un campo de deportes, sea cual fuere el deporte, o que los servicios de emergencia no dispongan de ella, o que no haya árnica en una ambulancia, en el botiquín de un colegio, o incluso en un patrullero, es una falencia injustificable. Resumiendo, debemos saber que el árnica no tiene contra indicaciones como remedio homeopático, sino, por el contrario, muchas destacadas características que justifican el interés que ha despertado. 

Ocasionalmente, suelo definir como “ignorancia ilustrada” a las afirmaciones de aquellos que   aseguran que el árnica "es un placebo", u a otros que condicionan sus resultados a que "hay que tener fe", sin tener en cuenta a la pediatría homeopática en que es muy efectiva, como así también la veterinaria. Como consecuencia de tanta desinformación, suele ocurrir que otros se desilusionan luego de recurrir a tomar árnica por dolores diversos, no traumáticos, como si fuera un analgésico habitual. La explicación radica en que es necesario saber que el árnica no es un analgésico más, pues, curiosamente, su acción anti-inflamatoria y analgésica  es excelente, pero en particular para aquellos casos en los cuales la inflamación o el dolor han sido causados por un traumatismo físico o a raíz de una intervención quirúrgica. No obstante sería un error circunscribir las posibilidades del árnica como remedio homeopático exclusivamente al ámbito del traumatismo físico, pues, también, su indicación abarca muchos traumas emocionales sin relación física, como así también a toda enfermedad, no importa su origen, cuyos síntomas coincidan con los síntomas homeopáticos experimentales de árnica.

Suelo aconsejar a toda familia simpatizante de la homeopatía acerca de la conveniencia de disponer siempre de unos glóbulos de árnica en tres lugares que son claves para una emergencia: el hogar, el auto y el equipo deportivo.

Para finalizar, quiero referir una importante experiencia personal. Ocurrió navegando a vela de regreso de un crucero. Estando aún a dos horas de la costa recibí un fuerte golpe en la frente con la botavara, que me produjo una herida muy sangrante de aproximadamente quince centímetros, para tratar la cual solo disponía de glóbulos de árnica y toallas. De esta forma pude detener la hemorragia y  desembarcar en el YCA donde me esperaba una ambulancia que intentó resolver el problema, ya sin árnica, pero que terminó trasladándome a la guardia de un conocido hospital privado cercano, donde, también sin resultado, siempre sin árnica, me derivaron a cirugía. Posteriormente continué con mi auto-medicación de árnica y diez días después, al efectuar el mismo cirujano la primera curación, experimentó gran  sorpresa respecto a la evolución de la herida. Quiso la casualidad que, bastante tiempo después, el mismo cirujano atendió a una de mis pacientes y ella le advirtió que preventivamente había tomado árnica; inmediatamente él recordó mi caso y lo comentó con los colegas presentes.                                                                                                       


viernes, 19 de diciembre de 2014

HAHNEMANN dixit



        
 
          HAHNEMANN dixit

"CUANDO SE TRATA DEL ARTE DE CURAR, LA NEGLIGENCIA EN APRENDER ES UN CRIMEN." Fragmento de un discurso pronunciado en París ante médicos.



"NO SE LIMITEN A DIAGNOSTICAR LO APARENTE:
MIREN MÁS ALLÁ."
EN REFERENCIA AL DIAGNÓSTICO DEL ENFERMO.


"AUDE SAPERE."
ANÍMATE A SER SABIO
INSCRIPCIÓN EN EL MONUMENTO A SU MEMORIA EN WASHINGTON.


                                                                                   
"CADA CUAL EN ESTE MUNDO SE DESEMPEÑA SEGÚN LOS DONES Y PODERES QUE HA RECIBIDO DE LA PROVIDENCIA. LA PROVIDENCIA NO ME DEBE NADA. YO LE DEBO TODO A LA PROVIDENCIA. SÍ, TODO."

 FRAGMENTO DE UN DIÁLOGO CON SU ESPOSA, POCO ANTES DE SU MUERTE.

  "IMÍTENME, PERO IMÍTENME BIEN,
IMÍTENME LEALMENTE Y A CADA PASO VERÁN LA CONFIRMACIÓN DE LO QUE LES HE TRANSMITIDO."



"LA MEDICINA ES UNA CIENCIA DE EXPERIENCIA."


"SOLO LA EXPERIENCIA PUEDE DECIDIR, LA EXPERIENCIA BASADA EN HECHOS CONCRETOS, QUE SON INDISCUTIBLES."

                                                                                                                                                                 
  "NON INUTILIS VIXIT."
NO HE VIVIDO EN VANO.

EPITAFIO QUE ESCRIBIÓ PARA SU TUMBA.
CEMENTERIO DE PÈRE LA CHAISE - PARIS
           


























                                                                                          





viernes, 19 de septiembre de 2014

HOMOEOPATHÍA: SU PARTICULAR ORTOGRAFÍA



Es ya tiempo de que los homeópatas consideremos la conveniencia de replantear una clásica controversia que ha existido históricamente con respecto al nombre original de esta especialidad médica.
En efecto, dado que este nombre proviene de los vocablos griegos hómoios (semejante) y pathos (enfermedad), su ortografía latina, homoeopathia, es la que forjó Hahnemann como nombre y definición de su genial descubrimiento. Pero posteriormente, a partir de su muerte en 1843, esta palabra ha sufrido modificaciones que llevaron al uso del vocablo  homeopatía, según se puede observar en muchas publicaciones, diccionarios y enciclopedias clásicas. Para una mejor comprensión de esta problemática, tengamos presente que Hahnemann desde los veinte años daba clases y escribía en latín y que en esta lengua defendió su tesis de doctorado e hizo la presentación oficial de su gran descubrimiento en 1796. Finalmente, también recurrió al latín para la denominación de toda la farmacología homoeopáthica, nomenclatura que está totalmente vigente. Curiosamente, fueron los italianos los primeros en incorporar el nombre con la ortografía original a su enciclopedia y, a la vez, debemos señalar que ha sido el maestro suizo Pierre Schmidt el principal patrocinador, a lo largo de todos sus años de enseñanza, de la importancia  de preservar la ortografía hahnemanniana. En la actualidad títulos y artículos de distintas publicaciones emplean esta ortografía, que también se observa en los nombres de algunas instituciones y revistas extranjeras que siempre la conservaron, por ejemplo: The Royal London Homoeopathic Hospital, The British Homoeopathic Journal,  L’Homoéopathie Française, The American Homoeopathic Recorder y otras que posteriormente la incorporaron, como  The American Foundation for Homoeopathy.

 

martes, 19 de agosto de 2014

INFANCIA Y HOMEOPATÍA

   

La infancia es la etapa de la vida más propicia para que los problemas médicos sean enfocados como manifestaciones de la unidad indivisible mente-cuerpo que es el ser humano. Para ello es necesario  evaluar en forma conjunta las distintas manifestaciones físicas y anímicas que caracterizan a cada persona. La aplicación de este criterio médico se hace realidad gracias a las características dinámicas e integrales del remedio homeopático, primordial como estructura basal de una niñez sana que, a su vez, abre el camino hacia una adolescencia madura y plena. Es de particular importancia comprender que todo síntoma es un llamado de atención que debe ser interpretado en función de esa unidad vital, pues es una manifestación de enfermedad en potencia. Pero ningún síntoma aislado es concluyente por sí mismo, pues en su conjunto todos contribuyen al diagnóstico del remedio correspondiente. Los diversos síntomas constituyen el lenguaje con el cual el pequeño enfermo reclama nuestra atención sobre su estado de desarmonía vital o enfermedad. Decimos que la terapéutica homeopática es integral porque su herramienta es un remedio con el que se diagnóstica y trata al enfermo sobre la base de sus síntomas personales más característicos en tanto que la medicina ortodoxa efectúa el diagnóstico y tratamiento en base al remedio de la enfermedad. Por lo tanto, los síntomas deben ser respetados, es decir, ni suprimidos ni modificados por otras medicaciones, sino, por el contrario, valorados en razón de su singular importancia para el diagnóstico del remedio homeopático. Este hecho es esencial, en particular en el caso de los niños, pues evitar desde la infancia las secuelas de las supresiones reiteradas de fiebres, catarros, bronquitis, diarreas, eccemas y otros estados agudos, es el punto de partida hacia una medicina tanto integral como preventiva. Es comprensible que resulte difícil aceptar que un remedio homeopático pueda abarcar el conjunto de síntomas físicos y mentales del paciente, pero quienes se han tratado homeopáticamente, o quienes han observado evolucionar a los enfermos así tratados, son  testigos de esta realidad cotidiana.
PROBLEMAS RESPIRATORIOS. A diario nos encontramos en la consulta con niños que padecen estados catarrales crónicos o sus agudizaciones, como son las rinitis, adenoiditis, amigdalitis, sinusitis, otitis, laringitis, bronquitis o asma bronquial. El remedio homeopático permitirá alcanzar mejorías definidas, prácticamente la curación, como consecuencia de las razones hasta aquí expuestas. Dada la importancia de la observación de los síntomas con sus características, es indispensable contar con la comprensión y colaboración activa de los padres. Podemos ejemplificar la importancia de este tratamiento considerando el caso de los enfermos asmáticos o bronco espasmódicos en general, pues son muchos los niños que, por razones genéticas, o sea familiares, padecen o están predispuestos a padecer esta enfermedad que es uno de los motivos de consulta más frecuentes. Se suele decir, erróneamente, que el asma es un problema alérgico o nervioso. Si realmente fuera así, la solución debería estar en manos de los respectivos especialistas, pero la experiencia  nos muestra que estos tratamientos  ofrecen un resultado limitado, ya sea a nivel preventivo o sintomático, pero no curativo. Cabe señalar aquí, el particular cuidado que se debe tener con el uso prolongado de la cortisona, en razón de sus efectos secundarios o iatrogénicos en el tiempo. La predisposición asmática, sea cual fuere su desencadenante -alérgico, climático o emocional- se asocia con un alto índice de antecedentes familiares. Esto, contrariamente a lo que sugieren algunos psicoterapeutas, no fue aprendido de la madre o padre enfermo, sino que forma parte de su herencia genética. Afortunadamente, el hecho de tener antecedentes hereditarios, incluso en ambas familias,  no constituye un obstáculo para la curación homeopática, como puede ocurrir con otras enfermedades hereditarias. Por otra parte, también son habituales  los antecedentes genéticos en enfermos hipertensos, coronarios, jaquecosos, reumáticos, eccematosos, en trastornos psicológicos y psiquiátricos muy  diversos y en muchos otros motivos de  consulta.   En conclusión, aprendamos a saber respetar el síntoma y a integrarlo en la unidad mente-cuerpo que corresponde a cada  enfermo, para lo cual hay que evitar el facilismo de administrar rutinariamente diferentes remedios síntomáticos.