miércoles, 13 de octubre de 2010

OPINIONES MEMORABLES

La Academia de Medicina de París había solicitado en 1835 al ministro Guizot que le prohibiera a Hahnemann el ejercicio de su profesión. La respuesta del ministro fue un entrañable ejemplo de altura y honestidad científica.
“Hahnemann –dijo– es un sabio de gran mérito.
La ciencia debe ser para todos. Si la homeopatía es una quimera o un sistema sin valor propio, caerá por sí sola. Si por el contrario es un progreso, se divulgará a pesar de todas nuestras medidas para evitarlo, y la Academia debe favorecerlo antes que nadie, pues tiene la misión de hacer avanzar la ciencia y alentar los descubrimientos.”


El maestro de maestros don Gregorio Marañón decía en 1933 en el Congreso de Homeopatía realizado en Madrid:
“Una parte muy grande de la clientela homeopática está formada por pacientes intoxicados de la medicina clásica que buscan en la simplicidad de los gránulos y tenues diluciones descanso para su organismo...Por desgracia la ciencia médica, aún muy pedante y muy pagada de la importancia de sus rápidos progresos, está dominada por el ansia irrefrenable de novedad y una paralela falta de crítica propia, genuina. Y esta crítica tiene que ser ejercida por las sectas colaterales y, entre ellas, por la de mayor categoría gracias a su indudable trasfondo científico, a saber, por la homeopatía.”

El profesor Florencio Escardó, en un artículo aparecido en el diario “La Nación”, el 29/3/1989, respecto a la homeopatía decía: No me cansaré de repetir que hay una sola medicina, la que cura, cualquiera sea la subestructura teórica sobre la que se apoya ....
Está apoyada (la homeopatía) en una filosofía seria y coherente, pero su sola mención basta para despertar olas de resistencia del todo irracionales en la gran mayoría de los profesionales de la medicina que, sin excepción alguna, la niegan sin haberla ensayado con método, rigor y seriedad.

El profesor Augusto Bier, en 1925 titular de clínica quirúrgica de la Facultad de Medicina de Berlín, en una famosa conferencia, dijo con respecto a la homeopatía:
“Entonces me di perfecta cuenta de que si hubiera principiado estos estudios treinta años antes, me habría ahorrado muchísimos errores y vacilaciones; nosotros podemos aprender mucho de ella y ha cesado de ser atinado ignorarla o tratarla con desprecio.

Salvador de Madariaga, eminente pensador, decía apuntando al trasfondo del problema homeopático, en “La Nación” del 7-7-74.
“El prejuicio científico explica que la medicina al uso viva, casi siempre y salvo honrosas excepciones, de espaldas a las terapéuticas sintéticas. Y eso que no faltan indicaciones y aún gestos de la naturaleza "

jueves, 5 de agosto de 2010

LOS TRES PILARES DE LA HOMEOPATÍA

La Homeopatía surgió de la infatigable labor de investigación realizada por Samuel Hahnemann (1755-1843) a comienzos del siglo XIX.
Podemos decir que contamos hoy con esta valiosa y muy recurrida terapéutica médica no sólo gracias a su descubridor, sino también a la excepcional colaboración de dos invalorables estudiosos, que fueron los doctores Constantino Hering (1800-1880) y James Tyler Kent (1848-1916) .
Curiosamente, existen entre cada uno de estos tres hombres de ciencia cincuenta años de diferencia, como si su nacimiento hubiera sido programado por el destino para afianzar en el tiempo el descubrimiento de Hahnemann y hacer del mismo una realidad concreta y perdurable.
Es de destacar que Constatino Hering descubrió a Hahnemann a raíz de que un editor médico le encomendó que hiciera una investigación y crítica de la Homeopatía con el fin de desacreditar al ya entonces discutido investigador. Pero el resultado fue paradojal, ya que Hering, lejos de criticarlo, se convirtió en el mejor discípulo y propagador de las ideas de Hahneman, llegando a recopilar el vasto material de sus investigaciones en los diez tomos de la enciclopedia homeopática “GUIDING SYMPTOMS”. Hering fue, a la vez, fundador y ferviente propagador de la homeopatía en los Estados Unidos y el descubridor de uno de los remedios homeopáticos principales, que es Lachesis.
El tercer pilar fue James Tyler Kent, cirujano estadounidense, a partir del momento en que a pedido de su mujer, entonces gravemente enferma, aceptó que se hiciese una consulta homeopática, a la cual él se había negado y que, finalmente, resultó salvadora, dado que ella ya había sido desahuciada por sus colegas.
Convertido a la homeopatía por esta circunstancia que le era irrefutable, fue él el autor de un excepcional e irremplazable Repertorio de Materia Médica, el primer libro de consulta de todo médico homeópata, como así también de otros dos libros de cabecera, La Materia Médica Homeopática y Filosofía Homeopática, conjunto de obras que permanecen totalmente vigentes cien años después, como una síntesis exhaustiva del pensamiento homeopático. Podemos aventurarnos a decir que todo lo realizado por Hahnemann y luego recapitulado por Hering no hubiera permitido la práctica y difusión que la homeopatía ha alcanzado en el mundo, dado lo dificil que hubiera resultado la labor profesional si no existiera el Repertorio de Materia Médica Homeopática, que fue como el broche de oro para la homeopatía hahnemanniana, hoy en día una medicina de avanzada en cuanto al tratamiento integral de la persona enferma.

sábado, 19 de junio de 2010

MIGRAÑA Y HOMEOPATÍA

Es alentador y auspicioso leer acerca de los nuevos avances sobre las migrañas que ha publicado recientemente un matutino al referirse a una investigación que efectuó la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. El hecho de que se calcule que la migraña afecta a un 10% de la población habla claramente de su importancia y de las limitaciones terapéuticas existentes. Como médico homeópata, no puedo evitar hacer algunas reflexiones al respecto, pues se trata de uno de los motivos de consulta más frecuentes que recibimos los homeópatas y, a la vez, el que presenta el más elevado porcentaje de resultados muy favorables, al que le siguen, por su número, los problemas respiratorios crónicos, en particular el asma. Es interesante señalar en cuanto al origen de las migrañas y el asma que, hasta no hace muchos años, en la medicina clásica, a ambas enfermedades se les atribuía, en principio equivocadamente, un origen psicosomático (criterio con el que siempre he disentido, como ya lo señalaba en 1970 en la primera edición de mi libro), en tanto que hoy nos encontramos a un paso de identificar el gen hereditario responsable del trastorno, al igual que ocurre con otras patologías corrientes, en las cuales es frecuente registrar el antecedente familiar. Aunque la terapéutica clásica ha avanzado hacia un mejor control de los síntomas jaquecosos y su prevención, le resta aún un largo camino para poder hablar de curación.
Estamos, por lo tanto, lamentablemente hoy día, frente a una ya habitual situación conflictiva de criterios terapéuticos, que desorientan y perjudican al enfermo. Entre los logros a nivel calmante de la terapéutica clásica y la frecuencia de resultados concretos, sin efectos iatrogénicos, de la medicación homeopática unicista, existen diferencias significativas que el criterio médico no puede soslayar. En consecuencia, es cada vez más imperiosa la necesidad de una medicina de apertura a la realidad cotidiana, que implica, entre otros aspectos, la incorporación de la casuística homeopática a la bibliografía junto con su evaluación en los congresos de las especialidades involucradas.
Finalmente, tengamos presente que estos enfermos -actualmente, ex enfermos gracias al remedio homeopático- constituyen un testimonio irrefutable para los placebomaníacos, es decir, aquellos que erroneamente atribuyen todo lo que "prefieren ignorar" a un, simple, efecto placebo.

domingo, 25 de abril de 2010

HOMEOPATÍA Y CURSO DE POSGRADO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA

Quiero felicitar a los estudiantes de la UNC que han tenido la inquietud de querer conocer y aprender la verdad sobre la homeopatía, como así también a las autoridades universitarias que, tratando de superar el viejo tabú, están esforzándose por hacerles posible el acceso a la misma, pasando por encima de la conocida cháchara de críticas que, fielmente copiadas y repetidas, podemos encontrar en diarios y revistas a lo largo de los últimos 40 años.
Es ya un clásico que quienes intentan criticarla y, a la vez, encubrir su desconocimiento al respecto, comiencen diciendo que la homeopatía no es científica. Cabe entonces preguntarles qué entienden por ciencia en medicina, para así poder saber de qué están hablando. El ser humano es la antítesis de la matemática y, en consecuencia, la realidad para el médico en la práctica diaria es saber recurrir tanto a lo inductivo como a lo deductivo, frente a la imperiosa necesidad de curar o mejorar al enfermo, que es su auténtica misión con prescindencia de todo rótulo. La historia es testigo de lamentables errores cometidos y hasta de hogueras encendidas en nombre de la ciencia. Es oportuno destacar, con motivo de esta controversia, que en este año 2010 se cumple también el Bicentenario para la biblia de la homeopatía, El Órganon del Arte de Curar, su principal libro de texto, escrito por el genial investigador Samuel Hahnemann. No conozco ninguna disciplina académica, cuyo original y aún hoy principal libro de texto se encuentra en plena vigencia en la celebración de su bicentenario y, más aún, que represente, una realidad médica cada día más difundida y respetada en el mundo. Estos antecedentes magnifican el descubrimiento de Hahnemann, el primer investigador empírico, cuyo descubrimiento permanece vigente e invulnerable ante la infinidad de ataques sufridos a través de los años, y que hoy compite con los más modernos avances terapéuticos de muchas especialidades clínicas.

viernes, 23 de abril de 2010

TABÚ EN MEDICINA

La Nación - Carta de Lectores (1-3-02). Sr.Director:
He leído con preocupación dos artículos sobre alergia y asma (el 4 y el 12 de Febrero, en la sección Ciencia /Salud). El primero afirma que el asma puede curarse mediante una determinada técnica de desensibilación, el segundo pone esto en duda y señala los riesgos que implica dicha técnica, a la vez que describe los lineamientos actuales en el tratamiento sintomático del asma, tratamiento presentado por los autores como única posibilidad terapéutica válida para esta enfermedad.
Si bien estoy totalmente de acuerdo con ellos en cuanto a las dudas que les suscita la técnica de desensibilización y los riesgos que advierten en su aplicación, estoy en total desacuerdo con su aseveración de que el único tratamiento posible para el asmático es el sintomático.
Como médico y homeópata puedo asegurar que actualmente el principal motivo de consulta a los verdaderos homeópatas, que lamentablemente no son la mayoría, se refiere a las alergias en general y al asma en particular. Aunque no sean necesariamente neumunólógos o alergistas, estos médicos, con criterios terapéuticos y remedios muy distintos de los convencionales, obtienen excelentes resultados en un porcentaje elevado de enfermos. El conocimiento médico en general se nutre en nuestra facultad, que es la madre científica, la que enseña y señala lo bueno y lo malo, pero que, misteriosamente, a veces calla, como en el caso de la homeopatía. Como consecuencia de esta actitud, en el ámbito universitario la palabra homeopatía es peor que una mala palabra, pues es tabú. El resultado de esta incongruencia nada científica resulta para los enfermos motivo de desorientación y perjuicio, además de dar lugar a situaciones absurdas como, por ejemplo, que las farmacias pueden llamarse homeopáticas, pero que el médico que hace la receta no puede titularse homeópata. En conclusión: Considero que toda disciplina médica con historia merece ser respetada, conocida y evaluada seriamente, pues es parte de la medicina y de la cultura médica. En medicina nada es el cien por cien y el tiempo es el mejor juez y testigo. La homeopatía es antigua por su origen, pero muy moderna en su concepción del enfermo y su tratamiento, todo ello gracias a la inspiración genial de Samuel Hahnemann.
El conocimiento médico no es patrimonio de nadie, terminemos con tabúes y silencios estériles, dado que está de por medio la vida y el bienestar de muchos seres humanos. Finalmente, tengamos siempre muy presentes las sabias palabras de Blas Pascal: "Para defender o combatir una doctrina, primero es necesario conocerla".